“El corazón aún decía que lo amaba, pero la mente rechazaba ese amor.
Era una sensación bastante extraña. Sentía que era yo, pero al mismo tiempo, no lo era.”
Su cabello castaño dorado, que parecía rubio bajo la luz del sol, caía ondulado hasta la cintura.
En el espejo, una niña con brillantes ojos verde oscuro parpadeaba.
“Vionne Roxa Elliant.”
Una resonancia familiar pero ajena flotaba en su boca.
Volvió a mirar lentamente el espejo.
La imagen de una niña con mejillas regordetas había desaparecido, y un rostro adulto se reflejaba en su lugar.
“No lo olvides. Yo soy tú.”
Unos ojos verdes, enloquecidos, la miraban fijamente desde el otro lado del espejo. Sus labios rojos se movieron lentamente.
“Lee Ji-ah.”
En un instante, su figura desapareció y fue reemplazada por el rostro de una mujer exhausta.
Un rostro diferente al de antes, pero tan familiar como siempre.
Como si estuviera viendo una obra de teatro, se convirtió en una espectadora de la vida de aquella mujer.
¿Soy ahora la reencarnación de Vionne, que ha muerto?
¿Lee Ji-ah, que deseaba escapar de su monótona rutina?
¿O la joven Vionne que ha venido del futuro?